viernes, 29 de mayo de 2009

PUNTO Y FINAL

Definitivamente decimos adiós al programa El Perseguidor. Gracias por habernos acompañado en este año y medio. Hasta siempre.

jueves, 12 de marzo de 2009

CON ESTE PROGRAMA DEDICADO A PASOLINI DECIMOS ADIÓS POR UNA TEMPORADA.HA SIDO UN PLACER ESTAR CON USTEDES Y ESPERAMOS QUE A LA VUELTA (SI LA HAY) ESTÉN DE NUEVO CON NOSOTROS
http://www.archive.org/details/ElPerseguidorN56

domingo, 1 de marzo de 2009

BATALLA EN LA LUZ


Sólo necesitan saber que Carlos Reygadas es un joven mexicano de 37 años que hace películas con una valentía y un talento inusado. Yo me atrevo a decir que he visto en sus películas algo de Peckinpah, algo de Sokurov, algo de Tarkovski, algo de Cassavettes, algo de Kaurismaki, algo de Buñuel, algo incluso de Dreyer. Sí, ya sé que son muchas las influencias que planteo y que quizá algunas no estén muy claras, pero no he podido evitar que Japón, Batalla en el cielo y Luz silenciosa me conmocionaran de una manera similar a como los directores que arriba menciono lo habían hecho anteriormente.Está Peckinpah por la manera en que los personajes reaccionan “a contracorriente” en las escenas de sexo, mostrando el lado oscuro y a la vez el más espiritualizador, el que hace estallar las costuras del prejuicio( ahí mismo está lo que pasa en las escenas de Buñuel que acontecen tras la puerta, lo que no vemos ((imaginen una película hecha de los trozos no filmados)); de Sokurov y por supuesto de Tarkovski, la emergencia de la luz que descubre, la luz epifánica reveladora de resquicios; de Cassavettes el diálogo anterior al diálogo, o el diálogo cuando ya ha muerto el diálogo; de Kaurismaki, la posibilidad de que los rostros sean más piedra que carne y no por ello menos humanos;
de Dreyer el hálito taumatúrgico que exhalan las palabras al ser traspasadas por la luz.La cámara de Reygadas visita a los personajes, les lame como una bestia hambrienta y muy dócil; ellos se dejan hacer y viven o buscan una muerte que a veces se demora en un atardecer o en una felación. La luz que emerge del sexo ilumina por segundos las ruinas de un mundo detenido, de una historia donde sólo se nos concede la limosna de los efectos, la caridad de las elipsis. Carlos Reygadas es un franciscano de la estirpe de Pasolini y la cara estática del “gordito” Marcos con Ana atrapada en su cintura, el cuerpo lascivo todavía, cosificado y a la vez espiritual, de la viejita de Japón, es otra vuelta de tuerca en la posibilidad de morir sin rendir cuentas, o al menos no demasiadas y sólo a uno mismo. La violencia no aparece más que en los ojos, la expresa la música antes que las manos, y cuando aparece es salvífica, una prolongación del sexo. Y sin embargo, Reygadas tendrá que hacer cinco o seis películas más hasta que se libre de todo el lastre anterior, pues aún se le adivinan los andamios y a veces es deliciosamente torpe. En cualquier caso, ojalá no pierda el aire monacal y subversivo que antaño recorría las películas de Bresson.
VIRGINIA BAJO LAS AGUAS

“Espero que todo vaya bien. Debemos tener paciencia. No puedo hacer otra cosa que llorar pensando cómo le pondrán en la tierra fría. Mi hermano ha de saberlo. Os agradezco vuestros buenos consejos. Ven, mi cochero.Buenas noches, señoras, buenas noches, dulces señoras, buenas noches, buenas noches.” Son palabras de Ofelia en la Escena V del Acto IV de Hamlet. Hay algo en esa mezcla de previsión y despedida que está en las mujeres creadas por Virginia Woolf, esa manera bifronte, jánica de mirar, también la de Eurídice a la salida del Hades. Mrs Dalloway, Rhoda, Mrs Ramsay, mujeres que cruzan vadeando día a día un río imaginario que desemboca en un río Ouse real. Es el año 1941 y ya han pasado los fastos de Bloomsbury, la brillantez de las líneas, mucho más patéticas bajo las bombas, escritas por George Edward Moore en su Principia Ethica, título de sabor analítico, sólo sabor, pues su aroma se remonta a Ruskin o a Walter Pater y los prerrafaelitas. Escribió Moore: “Con mucho, lo más valioso, que conocemos o podemos imaginar, son ciertos estados de conciencia que, de un modo aproximado, pueden describirse como los placeres del trato humano y el goce de los objetos bellos…Puede decirse que, en efecto, se trata de una simple verdad reconocida universalmente. Lo que no se ha reconocido es que constituye la verdad última y fundamental de la Filosofía moral.” Parecería que estuviéramos oyendo a Lucrecio o a su maestro Epicuro; pues bien, en ese ambiente se crió y educó Virginia, y mantener esa dicha fue su lucha a través de palabras y páginas que cada vez se fueron haciendo más impersonales, algo así como un suicidio por sintaxis. Hay páginas de Las olas donde Virginia se despide de nosotros, como Ofelia, y la voz se ocupa del resto, de guiarnos, verdadera Anagkí, Necesidad. Frente a la Virginia particular, la de Orlando por ejemplo, está la escritora que aspiraba a la obra máxima, una de las últimas hacedoras del “gran estilo.” Su hermana Vanesa Bell la pintó en un salón difuminado, con un rostro vacío de facciones. Esto lo vio Harold Bloom cuando dijo: “ Sus visiones no son privilegiadas …sino fatales, pues surgen en el límite donde la percepción y la sensación ceden a la disolución.” Virginia está asociada en mi recuerdo a Jane Austen, a Sylvia Plath, a Emily Dickinsom, a las hermanas Brontë.Entre 1915, con El viaje lejano, y 1941, con Entreactos, Virginia viajó desde los acantilados de Cornwall a las aguas del Ouse. Yo la veo siempre como en un retrato de 1902, con veinte años, de perfil, muy delgada, de sentimientos imprecisos y a la vez exactos, como habría querido Moore.
PRIMEROS DATOS DEL HUÉSPED


Me lo dijo un amigo, a la salida del cine, hace casi veinte años: “A veces, cuando yo ya estoy cansado y empiezo a aburrirme de mí mismo, cuando me he pasado con las copas y se me empiezan a nublar los deseos, entonces, cuando estoy a punto de irme a casa, oigo que me dicen al oído, igual que a Sócrates su daímon: No te preocupes, yo me ocupo. Déjame a mí. Y al oír esas palabras, me invadía tal placidez y felicidad que era como si todo el alcohol se evaporara, el cansancio se diluyera, y alguien, mucho más fuerte y mejor que yo cogiera las riendas de lo que soy” . Estas palabras a la vez magníficas y aterradoras las olvidé hasta que apareció, años después, un poemilla publicado en La Gaceta de Salamanca, un periódico local. Lo firmaba un tal Martín Mirarbueno, por aquel entonces estudiante con los jesuitas y experto en Francisco de Vitoria y en la filosofía neoescolástica de Bálmez. El poema estaba escrito en inglés y más que un poema a mí me pareció una especie de canción a la que han privado de la música. Decía así (y aquí traduzco a español) y su título era “El huésped de la 23”:

No te pongas así
Si el mes que dulcemente fluye
Pone una mesa inesperada

En medio de tu corazón voluminoso
Un nuevo inquilino deshace sus maletas

No te pongas así
Si la estación maleducada
Te presenta a ti la cuenta de otro

A primeras horas de la mañana
Prenderá fuego a la habitación

Es el huésped de la 23
¿Acaso no buscabas un lugar para esconderte?

No seas brusco ni malhumorado
Más bien humilde de corazón
Ya verás cómo al final
Os dais la mano

Es el huésped de la 23
¿Acaso no buscabas un lugar para esconderte?

Vamos hombre
No te pongas así
Él es un fugitivo
Y sabe que abril no va a durar para siempre

Es el huésped de la 23
¿Acaso no buscabas un lugar para esconderte?

jueves, 26 de febrero de 2009

http://www.archive.org/details/ElPerseguidorN54

sábado, 21 de febrero de 2009

http://www.archive.org/details/ElPerseguidorN53

miércoles, 11 de febrero de 2009

http://www.archive.org/details/ElPerseguidorN52

jueves, 5 de febrero de 2009

http://www.archive.org/details/ElPerseguidorN51

sábado, 31 de enero de 2009

http://www.archive.org/details/ElPerseguidorN50

jueves, 22 de enero de 2009

http://www.archive.org/details/ElPerseguidorN49_867

martes, 20 de enero de 2009

NAUSICAA

Hay un poema de Jorge Guillén que la celebra, y es el poemilla conciso y directo, un poco funcionarial,casi remedando lo que sería una traducción estricta hecha por un alevín de filólogo:


«¿Quién eres, oh bellísima
De tan cándidos brazos? ¿Una diosa
Descendida a una tierra de mortales,
O si sólo mujer,
A la par que los dioses?
Felices sean quienes te engendraron.
Mis ojos nunca vieron tal belleza,
Digna de Artemis, hija del gran Zeus.

Jorge Guillén, Homenaje

También en una carta apócrifa de Elpenor Frye recogida en Essays on the Reform of Customs and the Welfare of States de Joseph Langdon se recogen los versos que yo presento aquí en traducción tosca:


Y ahora
Tensando mi afán
La recompensa del relato
Vaso y vestido
Le di
Mudos
Ojos ya no le ven ni la fugaz estela

Cuenta Jünger que su primer libro iba a titularse El rojo y el gris, en homenaje a Stendhal, pero que como estaba leyendo mitología germánica por aquellos días decidió llamarlo Tempestades de acero.Ahí, en esa encrucijada de epítetos, hay que situar a Nausicaa, la de los blancos brazos, y a su padre, Alcinoo,rey de feacios, amantes de los remos. Esta muchacha aparece en la playa, donde juega a la pelota mientras se seca la ropa que ha ido a lavar, esa ropa que debió de ser multicolor y que yo imagino ahora blanca como en la imagen de Claudio Rodríguez, la ropa blanca no de su pureza sino de su “indolencia”, pues la pobre niña-mirémosla en el espejo de Antígona, que seguro que era como Nausicaa hasta que se le despertó dentro la voz de los muertos y entonces sería más como Juana de Arco- es acusada de perezosa por la misma Palas Atenea que inventa este ardid para que ella vaya hasta la playa..Entre Calipso y Nausicaa se levanta la esfinge de tela de Penélope, pero con un deshacer inverso, más luminoso en la segunda. No quiso el héroe aceptar a la niña, como tampoco había aceptado a Circe o a Calipso, le invocaban sin descanso las sirenas de Itaca, su esposa multijetiente o quizá sólo su fiel mastín.En compensación algunos quisieron desposarla con Telémaco, hijo de Odiseo, mas es recompensa exigua para las ansias de esta niña que debía de tener los ojos feroces de la Mónica de Bergman.Lo que me conquista es esa pelota que cae en un remolino y ,al gritar de las muchachas, cómo se despierta el cuerpo exhausto del héroe. Después de la tempestad se levanta el amor como catarsis deportiva –igual que en las películas de Rohmer-, y los blancos hexámetros, piel de siglos suave, llegan rodando hasta nosotros , como una pelota dócil, desde la eternidad. Queda, tras la lectura tantas veces repetida, un poso de melancolía que dura en los ojos igual que el amor epifánico de algunos sueños predilectos.
GONZALO DE BERCEO


En ese paraíso-biblioteca de Borges yo estoy seguro de que el bibliotecario hablaría el español de Gonzalo de Berceo; al menos ésa es para mí, en la cadencia de la cuaderna vía, la imagen preferida. Cuando ya uno se sacia del verso insustancial de nuestro tiempo, ha llegado la hora de beber de uno de los manantiales más puros del idioma, y de que de su “humo dormido” emerja la transparencia de un encuadre de Ozu o la liviandad del escultor de madera Steiner. Se nos llena la boca del agua más lejana al saborear uno a uno los alejandrinos de Berceo, vuelve al paladar la nostalgia de un idioma exhausto, en ciernes. En el monasterio de San Millán de la Cogolla, en el de suso, se gestó una de esas páginas que los filólogos destripan y los poetas añoran: un momento detenido de verdad. Yo al menos daría lo que tengo y sé por el placer interminable de haber escrito: “ Quiero fer una prosa en román paladino/ En qual suele el pueblo fablar a su vecino,/ Ca non so tan letrado por fer otro latino:/ Bien valdrá, como creo, un vaso de bon vino.” Tiene razón Gastón Bachelard: “Frente a la casa natal trabaja la imagen de la casa soñada”.

jueves, 15 de enero de 2009

Se tiene constancia de que Elpenor Frye (Chester 1490-Medina del Campo 1525) era miembro de la comitiva que acompañando a Pedro Machuca llegó a Granada hacia 1510 con el encargo de acondicionar los almohadillados del palacio que por entonces se construía en el corazón del recinto nazarí. Poco o nada se sabe de los años previos a su llegada a la península ibérica, si no es que ya en Inglaterra se le consideraba un verdadero especialista en el saber gnóstico de la antigüedad; de hecho hay pruebas de que tradujo a lengua inglesa el Adversus haereses de Ireneo de Lyon, no porque aprobara lo que allí se decía, sino porque gustaba enormemente de todo de lo que de los espirituales gnósticos trataba. Una carta que se halló en su poder en el momento de su muerte, acaecida en el castillo de la Mota en Valladolid - y dicen que era la susodicha perdigón en escabeche hecho a la manera morisca- decía: “I beseech thee not this letter should fall into befouled hands that to my harm work, and you may alway remember the words of the spiritual, he who travels from faith to knowledge and shall observe moral rules out of love and not for the sake of imposition.” En el escudo de armas de su familia, los Frye, algunos de cuyos antepasados habían estado con Enrique V en Agincourt, se podía ver dos palomas enfrentadas y un círculo que las envolvía a guisa casi de mandorla, siendo su significado el pneuma femenino y el masculino unidos en la consumación de los tiempos. De por qué vino Elpenor a España nada se sabe más allá de que era un enamorado de las obras del Marqués de Villena y que vino sólo por hallarlas y si le fuera posible trasladarlas a lengua inglesa, pues no había copia de las tales fuera de Castilla. Cuando Carlos V partió de A Coruña en 1520 tras haber presentado a las Cortes su plan imperial, Elpenor Frye se encontraba a la sazón en el castillo de Manzanares el Real, perteneciente a la familia de los Hurtado de Mendoza, familia a la que pertenecía María Pacheco. Si llegó nuestro hombre a participar en el levantamiento comunero, es algo que se ignora por completo. Lo que me pregunto es si asistiría a la ejecución de Juan Bravo en abril de 1521 y si su muerte al cabo fue tan accidental como se ha dicho. Para terminar, se ha escrito que Shelley, el gran poeta romántico inglés, llevaba siempre en el bolsillo de su gabán un ejemplar de la obrita póstuma de Frye, Poems, que debió de componer en su estancia en el castillo de Mota, donde murió. Hoy están perdidos, pero yo me los imagino muy severos y cándidos, como sin duda fue su dueño.
http://www.archive.org/details/ElPerseguidorN48