jueves, 15 de enero de 2009

Se tiene constancia de que Elpenor Frye (Chester 1490-Medina del Campo 1525) era miembro de la comitiva que acompañando a Pedro Machuca llegó a Granada hacia 1510 con el encargo de acondicionar los almohadillados del palacio que por entonces se construía en el corazón del recinto nazarí. Poco o nada se sabe de los años previos a su llegada a la península ibérica, si no es que ya en Inglaterra se le consideraba un verdadero especialista en el saber gnóstico de la antigüedad; de hecho hay pruebas de que tradujo a lengua inglesa el Adversus haereses de Ireneo de Lyon, no porque aprobara lo que allí se decía, sino porque gustaba enormemente de todo de lo que de los espirituales gnósticos trataba. Una carta que se halló en su poder en el momento de su muerte, acaecida en el castillo de la Mota en Valladolid - y dicen que era la susodicha perdigón en escabeche hecho a la manera morisca- decía: “I beseech thee not this letter should fall into befouled hands that to my harm work, and you may alway remember the words of the spiritual, he who travels from faith to knowledge and shall observe moral rules out of love and not for the sake of imposition.” En el escudo de armas de su familia, los Frye, algunos de cuyos antepasados habían estado con Enrique V en Agincourt, se podía ver dos palomas enfrentadas y un círculo que las envolvía a guisa casi de mandorla, siendo su significado el pneuma femenino y el masculino unidos en la consumación de los tiempos. De por qué vino Elpenor a España nada se sabe más allá de que era un enamorado de las obras del Marqués de Villena y que vino sólo por hallarlas y si le fuera posible trasladarlas a lengua inglesa, pues no había copia de las tales fuera de Castilla. Cuando Carlos V partió de A Coruña en 1520 tras haber presentado a las Cortes su plan imperial, Elpenor Frye se encontraba a la sazón en el castillo de Manzanares el Real, perteneciente a la familia de los Hurtado de Mendoza, familia a la que pertenecía María Pacheco. Si llegó nuestro hombre a participar en el levantamiento comunero, es algo que se ignora por completo. Lo que me pregunto es si asistiría a la ejecución de Juan Bravo en abril de 1521 y si su muerte al cabo fue tan accidental como se ha dicho. Para terminar, se ha escrito que Shelley, el gran poeta romántico inglés, llevaba siempre en el bolsillo de su gabán un ejemplar de la obrita póstuma de Frye, Poems, que debió de componer en su estancia en el castillo de Mota, donde murió. Hoy están perdidos, pero yo me los imagino muy severos y cándidos, como sin duda fue su dueño.

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