miércoles, 17 de octubre de 2007

Vidas paralelas

Acabamos de escuchar Abril en París, estándar del jazz clásico en los dedos de Thelonious Monk. En nuestra primera entrega de Vidas paralelas hemos elegido a dos hombre de formación musical radicalmente distinta (se puede señalar que Monk es casi enteramente autodidacta y Gould recibe una formación musical temprana y muy extensa. ¿Qué une a estos dos hombres más allá de compartir año de muerte(1982), dos hombres cuya trayectoria vital va con el curso de los años confluyendo en un mismo cauce que desembocará en un por así llamarla indiferencia hacia el público o quizá mejor una huida de la presencia de los oyentes? Hay dos escenas que marcan sus vidas: la noche en que Gould comunica a Von Karajan su decisión de no volver a tocar frente a audiencias; dos, la noche en que Count Basie frente al piano de Monk sonríe beatíficamente dejando traslucir con toda claridad lo que hay en su mente. Ambos comparten una ejecución de tanteo, con ese dedo buscador, indagante que sobre el teclado se desplaza mientras busca. De ambos se ha señalado hasta la saciedad su asombrosa perfección técnica, su obsesión por una pureza sonora y es ejemplar que nunca dará lugar en ellos a esa intransigencia o fanatismo típicos de tales ascéticas. Dieron al público una muestra de honradez que los oyentes les han agradecido con creces. Se escondieron, es verdad, pero sólo para revelarse finalmente en una mayor hondura y transparencia. Vamos a escuchar la belleza intemporal, inmarcesible, popularísima del aria que abre las Variaciones Goldberg en la versión de 1981 en los dedos de Glenn Gould.

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